viernes, octubre 29

Naturaleza y familia, toda suerte de informalidad educativa.

Els Ports - cabra hipànica al cim de Caro
Entrando en materia, voy a empezar a definir la esencia del rincón de las montañas educativas.

La razón es que mi trayectoria de aficiones se decanta al excursionismo, modalidad de la que he disfrutado y aprendido mucho hasta verme influenciado en mi modo de ser y ver las cosas. Dentro de este ambiente tuve la suerte de ejercer de formador, lo que luego me abrió las puertas del "lleure" (tiempo libre infantil y juvenil).
Por otro lado, tengo una madre que no cesó de decirme que mi vocación era ser maestro y de hecho no he dejado de tener mis escarceos como formador del ámbito no formal  a pesar de que mi entorno profesional navegue por mares más lejanos.

El nacimiento de un hijo sesgó mis escapadas ya que en principio el monte y un niño no eran compatibles. Pasados los primeros años me planteé la posibilidad de combinar ambos quehaceres, por lo que busqué apoyo para que esto fuera viable y así es como se originó la sección infantil del centro excursionista Azimut hace poco más de un año y sobre lo que tratará este blog.

A partir aquí, el cúmulo de experiencias es tan positivo que me cuesta expresarme con contundencia. La esencia de lo que hacemos es una profusión de los más altos valores educativos no sólo proyectados sobre los niños, sino también hacia los padres que participamos. Así, lo que nuestra sección lleva implícito es la promoción de la salud no sólo física, sino también emocional, social y sobre todo familiar.

De las "xerradas" típicas en nuestras salidas programadas, una idea muy compartida tiene que ver con la sensación de conexión padre/hijo/familia que reina en el ambiente durante las caminadas, significando que aunque no haya una interacción directa entre ellos, el sentimiento es el de estar conectados (juntos y felices) potenciando así algo que últimamente escasea mucho como son los afectos. Mirado de otra forma, podemos pasar muchas horas con nuestros hijos en casa o en el centro comercial, juntos físicamente pero sin conseguir establecer esa conexión que nos cargue las pilas del apego familiar tan generador de hijos emocionalmente estables; justamente uno de los pilares de la felicidad. 
Sí, felicidad, aquello para lo que vivimos y para lo que les hemos dado la vida.

Sant Llorenç de Morunys

Llac de Prades

Entonces, ¿donde está la gracia de esta química?  Pues estoy convencido de que la naturaleza es el mejor parque de atracciones del mundo y a la vez la mejor escuela que pueda existir; la mejor combinación posible para aprender jugando. Si a ello añadimos el ánimo de dar a los pequeños algo muy demandado en nuestros tiempos como es la atención que se merecen; el resultado es una forma de educación informal y que hace suya la más potente y clásica de las metodologías, la diversión en familia y con amigos en un escenario inigualable.


Te invito pues a conocernos, a compartir nuestras experiencias y a formar parte de la mejor escuela del mundo, la  de la naturaleza, la familia y los amigos.